lunes, 14 de junio de 2010

El maldito buen vecino

Durante 60 años, Andes Minning Corporation que luego se llamó Codelco Chile, depositaron 1500 millones de toneladas de relave de cobre en la Bahía de Chañaral. Hoy, sus niños pagan las consecuencias.


A propósito de la catástrofe sanitaria de Arica que el resto del país recién acaba de digerir, respecto a la horrible situación que viven los vecinos que respiraban el polvillo negro de plomo, creo que es justo en nombre de los niños de un pueblo pequeño de la costa de Atacama, contarles una pequeña historia. Chañaral se ubica a unos 180 kilómetros al norte de Copiapó, capital de la tercera región de Atacama.Posee alrededor de 12.000 personas según el último Censo nacional.Muchos se han ido buscando nuevos horizontes económicos.

Pueblo minero en un comienzo y luego pesquero, su historia se debate entre estas dos definiciones. Andes Minning Corporation, empresa extranjera en la primera mitad del siglo pasado, comienza sus labores extractivas de cobre en la zona, eliminando sus desechos productivos en la bahía de Chañaral.Luego, en los años siguientes, al nacionalizarse este recurso, la empresa en cuestión recibe el nombre de Codelco continuando con los mismos procesos y prácticas.

A raíz de este depósito de materiales mineros de desecho o relaves, la Bahía de Chañaral se embancó irremediablemente, ya que desde 1938 hasta 1990 fueron vertidas más de 350 millones de toneladas de desechos mineros al río Salado que desemboca en la Bahía de Chañaral, lo que equivale a la descarga de un camión de 10 toneladas de arena cada 25 segundos, más la evacuación de un camión aljibe de 10 mil litros de residuos líquidos cada 10 segundos durante más de 50 años...este suceso es analizado en foros medioambientales como el mayor desastre ecológico causado voluntariamente por el hombre, en la Historia.

Según estudios realizados por Andrei Tchernitchin, Toxicólogo de la universidad de Chile y presidente de la Sociedad de Toxicología de Chile y de Bernard Dold, profesor y científico perteneciente a la Universidad de Lausanne, en Suiza, estos relaves mineros son ricos en plomo (¡disculpen el recuerdo, respetada población de Arica!), Arsénico (si, el veneno que se usa para las ratas) Zinc, Cromo y decenas de otros metales pesados, en peligrosos niveles.

Alteraciones a la salud, daño respiratorio, hepático, neurológico y conductual pertenecen a la normalidad en la historia clínica de los chañaralinos.

En una intervención del Senador Horvath en el Hemiciclo, dando a conocer esta aberración , acotó: "Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, ésa es una de las zonas más seriamente contaminadas del planeta, y en forma concreta, del océano Pacífico. Son 320 millones de toneladas de relaves sólidos y de residuos líquidos industriales los que se han vertido en esa bahía.

Y -como señaló el ex Consejero Regional Julio Rafael Palma- si se hiciera una fila de camiones con todo lo que ahí se ha derramado, daría vuelta dos veces y media la circunferencia de la Tierra en el Ecuador. En esa zona se registra 19,5 por ciento de cánceres malignos en hombres y un 60,5 por ciento superior en las mujeres. Estas cifras son más altas que el promedio de la Región de Atacama. El resultado de muerte por cáncer -según las sepulturas; porque las personas fallecen en hospitales distintos, por razones de nivel de éstos- fue de 28,5 por ciento en el año 1999 y subió a 35 por ciento en 2004”.



“La entonces Ministra de Salud y hoy Presidenta de la República solicitó un estudio de bioacumulaciòn sólo con relación a plomo y arsénico, pero, desgraciadamente, no a cobre. Además, estableció un compromiso de monitoreo. La verdad es que a estas alturas, por los daños que se observan, los resultados se conocen de antemano”.



“También tenemos el baño del entonces Presidente Ricardo Lagos cuando la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante señaló que el mar se encontraba en un nivel crítico de contaminación; y además lo hizo a 200 metros de la descarga del alcantarillado del sector”. Bueno, los epítetos con los cuales la gente de la Región califica esos hechos son bastantes duros. Urge evitar que sigan muriendo víctimas inocentes" Los daños no solo se reflejan en pacientes terminales, sino también, en personas vivas y sobre todo, en los niños.

No es raro encontrar en población Aeropuerto (donde llega la brisa marina contaminada con material en suspensión nocivo) pequeños con alergias dérmicas severas, soriasis y caída de cuero cabelludo a mechones. Desde la tercera región, los niños y la población claman silenciosamente, mientras la SEREMI de salud de Atacama anuncia alegremente a los diarios regionales que en Chañaral no hay contaminación.




14 junio 2010
Por Manu desde el Desierto.
El Morrocotudo